Hipócrates dijo “que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina”
A partir de esta afirmación se deduce que la alimentación es fundamental para contar con un adecuado estado de salud, y específicamente es la base de la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles como la obesidad, cáncer, hipertensión arterial, diabetes mellitus, dislipidemias, entre otras.
Para determinar cual es la base de una adecuada alimentación, hay que diferenciar el acto de consumir alimentos y el concepto de comer saludablemente; quien come sin pensar que está ingiriendo, obedece al instinto primario de satisfacer una necesidad básica, conocida como sensación de hambre, al hacerlo se experimenta placer, por tal motivo se intentará repetir esta acción hasta sentir una sensación de plenitud, desconociendo que tipo de alimentos se ingirió ni que efectos metabólicos ejercen sus nutrientes en mi estado nutricional, teniendo como resultado una malnutrición por déficit, pues es probable que lo consumido no haya cubierto mis necesidades nutricionales, o bien, malnutrición por exceso, pues es común que la ingesta de alimentos sea mayor a mi necesidad de energía diaria.
Quien come saludablemente, contará con un buen estado nutricional, pues practica cinco reglas claves para llevar una alimentación saludable, es decir, comer de manera equilibrada, teniendo en cuenta la reposición precisa de su gasto de energía diario; completa, que conoce cuales son los nutrientes adecuados para el buen funcionamiento de su cuerpo y los consume en su totalidad; suficiente, que no excede las cantidades de alimentos que su cuerpo puede digerir y aprovechar, y adecuada, es decir, que tiene en cuenta su individualidad, esto apunta a la edad, el sexo, el tipo de actividad que realice, el estado de salud con el que cuente entre otras características que determinen las necesidades diarias de nutrientes; siempre cuidando que sea completa y variada en su composición, que incluya todos los grupos de alimentos en las cantidades y proporciones que requiera, manteniendo buenos hábitos alimentarios y prevención de enfermedades o retrasando complicaciones de las mismas.
La alimentación es el combustible diario para realizar todas las actividades de nuestra rutina, y merece como todas las demás acciones, de un tiempo y dedicación especial, y es que el simple acto de comer, esta encerrado en un marco cultural influenciado por diferentes factores como la edad, la condición económica, los hábitos y costumbres de cada región, el tipo de actividad física que realicemos y el estado de salud; dependiendo de la condición de cada persona se debe realizar una adecuada selección de alimentos, ya que se necesitan de todos ellos, ya no existe un único alimento que proporcione todos los nutrientes que el cuerpo necesita, así mismo no existen alimentos “buenos” o “malos”; lo que si es cierto es que consumirlos en exceso o consumirlos deficientemente, da lugar a la aparición de hábitos inadecuados que desencadenan enfermedades.
Para practicar buenos hábitos de alimentación se debe empezar por cumplir con horarios y tiempos de alimentación adecuados según su condición de salud y actividades realizadas, ya que si no se brinda energía y nutrientes al cuerpo, el desempeño en el diario vivir se verá afectado.
Consejos prácticos para una alimentación saludable:
A continuación se mencionan consejos prácticos para una alimentación saludable: