En la consulta pediátrica es frecuente encontrar que los niños, especialmente los más pequeños, introduzcan objetos (cuerpos extraños) en diferentes orificios de su cuerpo. Estos pueden ser introducidos voluntariamente o accidentalmente como parte del proceso normal de exploración de su propio cuerpo, mientras juegan o por curiosidad. La localización más frecuente de los objetos es en oídos, nariz y garganta. A través de la boca pueden llegar a vía aérea.
Se pueden presentar cuerpos extraños de todo tipo y se pueden clasificar como inertes o no inertes. En los oídos y nariz, lo frecuente son las chaquiras con las que se peinan a las niñas, bolitas, monedas, partículas metálicas, granos o semillas, papel, juguetes pequeños o partes de estos, algodón, borradores y minas de colores, también se pueden presentar, con menor frecuencia, insectos. En vía oral y faringe usualmente se encuentran astillas de huesos, espinas de pescado, seda dental, y agujas.
Los cuerpos extraños usualmente son unilaterales, pueden provocar trastornos y síntomas de mayor o menor gravedad. Estos cuerpos extraños pueden estar alojados en los orificios o cavidades y ser tolerados durante largo tiempo sin que los padres los detecten y es en un examen de consultorio de rutina que el medico puede hallar los objetos.
En otras ocasiones estos cuerpos extraños pueden producir síntomas en nariz, tales como aumento de la secreción mucosa, irritación o dolor nasal, irritabilidad principalmente en bebes, sangrado nasal, infección dada por olor fétido o secreción nasal purulenta y dificultad para respirar a través de la fosa nasal afectada.
En los oídos, si los objetos son sólidos y de gran tamaño, pueden producir hipoacusia (sordera), acufenos (ruidos, pitidos, zumbido) o sensación de plenitud o presión. Los de origen vegetal, usualmente se identifican por otorrea (supuración o secreción por el oído) frecuentemente fétida.
Los objetos metálicos como plomo (balines o perdigones), cobre (alambre) y las pilas, son elementos que se deben retirar inmediatamente, porque sueltan sustancias que lesionan la membrana timpánica y/o la mucosa nasal, lo que puede llegar a producir quemaduras locales con perforaciones.