Los accidentes en piscina no son infrecuentes y ocurren, la mayoría de las veces, por descuido o confiarse en las habilidades que creemos, pueden tener los niños a la hora de nadar. Es importante recordar que un accidente ocurre en un segundo.
Cuando los niños y los adultos están compartiendo un momento de esparcimiento, puede ocurrir que los adultos se distraigan y estén confiados en que el niño sabe nadar o tiene un flotador puesto. Estos flotadores no siempre son confiables, pues se pueden desinflar y el menor se puede salir de él por no ser del tamaño adecuado (los tipos neumáticos).
Antes de usar los flotadores, se recomienda revisarlos para verificar que no tengan un escape de aire. Los más recomendados son los que se colocan en el brazo y deben quedar ajustados sin impedir la circulación de sangre. (Deben ser de tamaño adecuado para el niño).
Los flotadores tipo cama son inapropiados en los niños que no saben nadar, pues de llegar a voltearse, los menores no se pueden defender y puede ocurrir un ahogamiento.